Domingo (26/07/2020)

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El tiempo no es oro; el oro no vale nada, el tiempo es vida.
JOSÉ LUIS SAMPEDRO

El bolígrafo. 

El periodista húngaro László József Bíró, cansado de los problemas que suponía escribir con pluma, comenzó a pensar alternativas.

Un día, mientras veía a unos niños jugando con canicas sobre un suelo con charcos, observó que las bolas, al atravesar un charco de agua, dibujaban tras de sí una línea húmeda sobre la superficie seca de la calle. Ese hecho hizo  que le surgiera la idea. En 1938 desarrolló el nuevo «artefacto» de escritura con una pequeña esfera en la punta que dosificaba la tinta.

Ese mismo año patentó el invento y en 1950 vendió la patente al barón Bich.

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