El hogar es nuestro refugio particular.
Nuestra casa es el lugar donde vivimos, un espacio cerrado a extraños en el podemos ser nosotros mismos. Por eso, vuestro hogar refleja cómo sois o como es vuestra familia.
Por eso, cada casa es de un modo, como las personas. Y os tenéis que sentir a gusto en ella, porque la felicidad no depende de tal o cual decoración u organización, sino de sentirse cómodo. Que podáis respirar en ella, armonía y seguridad.
En esto las madres tenemos mucho que ver, pero los hombres también tienen algo que decir. Como cada vez con más frecuencia os independizáis y aun no habéis creado una familia, tendréis que hacerlo vosotros solos, sin ayuda. No podéis vivir en vuestra casa como quien está de paso porque os faltará tranquilidad y sosiego.
Una casa organizada, limpia y ordenada, aporta armonía a la vida.
La casa tenéis que organizarla conforme a vuestro plan de vida, a la realidad personal y familiar que tengáis o vayáis a tener.
Tenéis que ir definiendo la organización de las tareas domésticas. No es lo mismo que viváis solos a que tengáis familia.
Como habitualmente la responsabilidad laboral y económica es compartida, conviene que ajustéis bien el reparto de estas tareas de modo que cada cual se dedique a lo que le resulte menos gravoso o por gustos o por horarios.
Hay una serie de funciones prioritarias que hay que realizar en las casas:
- limpieza y orden
- la ropa (lavado, secado, planchado, guardarla)
- La comida (comprarla, almacenarla, cocinarla)
Pero no debéis olvidar cómo organizar el espacio y el tiempo de reposo, convivencia, de ocio y de esparcimiento.